14 agosto, 2008

Recuerdos


Yo tengo una familia muy grande.
Mi mama tiene 3 hermanos, uno de mis tios tiene 2 hijos, mi tia 3 (buscando el 4to, o la cuarta mejor dicho) y el ultimo hermano 4 pares.
Convengamos que de chica tenia que aprender a compartir.
Pero mi hermano y yo somos los nietos más grandes, y tuvimos un beneficio que ninguno de mis otros primos tuvo.
Cuando nosotros nacimos, mi abuelo todavia vivia.
Ademas, mis tios no estaban ni siquiera casados, asique teniamos el privilegio de ser los unicos nenes con 3 tios dispuestos a malcriarnos de una manera terrible.
Cada navidad era una lluvia de regalos para nosotros dos, guitarras de juguete, toboganes, autos a control remoto, metegoles, valijitas Juliana, casi todos los juguetes que pasaban en las propagandas de la tele.
Pero no tiene comparacion, lo mejor era que mi abuelo viviera, que cada vez que ibamos a su casa un fin de semana nos llevara a la plaza, nos llenara de golosinas.
Que cada Domingo se hiciera unos asados riquisimos, que por supuesto mi hermano y yo no disfrutabamos porque queriamos salir a jugar.
El invierno traia las mejores tardes, no me acuerdo a donde saliamos de paseo (seguramente a algun lugar cerrado, la plaza quedaba relegada hasta la primavera) pero indefectiblemente cuando volviamos nos esperaba LA tradicion.
Mi abuela hacia biscochuelo, mis tios se tiraban al piso a jugar con nostros, mi mama charlaba con su hermana que le contaba los ultimos chismes de su vida y el abuelo cazaba la cacerola, dos litros de leche, paquete de chocolate aguila, y a revolver.
Nada se comparaba con la sensacion que daba el primer sorbo de chocolate, recuperabas el calor que se te habia ido del cuerpo, te llenabas de un calor que provenia de la leche y de la magia del momento.
Cuando terminabamos las dos tazas cuasi obligatorias abrazabamos al cocinero y lo llenabamos de besos, nos acompañaba al kiosco, nos compraba figuritas por montones, y caramelos que mamá nos hacia guardar para depues de la cena, pero el siempre nos escabullia alguno que otro en el bolsillo durante el viaje para que desgustemos más tarde a escondidas.
Un dia mi mama tardo en llevarnos a la casa de mis abuelos, tenia mucho que planchar.
Cuando llegamos a la casa habia muchas luces, mucha gente en la puerta, y el novio de mi tia se acerco corriendo al auto, no nos dejo salir a mi hermano y a mi y le dijo a mamá que vaya adentro.
Mi abuelo esa noche salio de la casa acostado, yo entendi porque depues de unas horas, pero nunca más nadie me hizo un chocolate tan rico, ni metio caramelos en mis bolsillos.

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